Y los destellos de nuestras estrellas se enamoraron por siempre y después de permanecer alejados, se fueron conectando nuevamente, para trazar nuestras constelaciones interiores. Así vimos como nuestra nota, tú nota individual y mi nota creaban en el cielo un atlas de navegación que nos permitía abrir puentes por donde nuestras conciencias fluían dentro de la trayectoria galáctica. Vimos como la geometría de cada una de nuestras frecuencias maestras podía ser encastrada como una pieza dentro de un holograma, en nuestro interior en conexión con Sirio, Pleyades, Orion.. en este re encuentro, habíamos descubierto como vernos en total resonancia y así palpando , palpitando en sincronía una fusión espiralada de nuestras frecuencias de vida, entramos en un juego: el descubrirnos así como los amantes se descubren, se toman de las manos, se tocan la piel, se miran a los ojos, se abrazan, se besan, en ese sentido físico al que pertenecen las sensaciones materializadas pero que se desprenden de un nivel mas elevado de contemplación para convertirse en deseo, en alegría, enamoramiento... desde un espacio sagrado, extático donde solo se vibra en ondas, colores, sonidos, geometrías, hecha de luz, hecha de no luz, con sus matices combinados en perfecto orden, enlazados en perfecta armonía y cooperación...
El poder reconocerte mas allá de mi piel, crea un espacio cuántico donde esta plasmada nuestra verdadera unión. Así danzaron las frecuencias, conectando primero las estrellas, luego forjando un lazo luminoso donde tu luz me impulso a brillar y mi luz te sostuvo a través de los puentes infinitos que nos empezaban a acercar desde lo alto hacia este tejido de sostén físico aquí en Gaia. Porque este lazo representaría a la memoria planetaria desde el momento en que las esencias escogieron experimentar su resonancia en polaridad y buscaron su eterno punto de anclaje desde donde convergen sus fuerzas para existir.
"Orion: el puente que enlaza los dos cielos" |